Según publica la revista “Qué me dices” Belén Esteban cobrará 100.000 euros al mes. 92.335 euros más que José Luis Rodríguez Zapatero actualmente Presidente del Gobierno Español. Las cifras resultan escalofriantes.

Si es cierto lo que dice ese refrán de “tanto tienes, tanto vales” la primera de esas reflexiones está llamada a versar sobre la jerarquización de las valías de áquella y éste. ¿Porqué una Belén Esteban vale casi como once Zapateros? Suponiendo que la diferencia deriva de lo que hacen una y otro descubrimos que la escala de valores de la sociedad española resulta poco menos que chocante. Así la Belén, una burra más fea que Picio, acredita como quehacer básico la manifestación de sus puntos de vista en un regüeldo televisivo poniéndose en evidencia cada dos por tres. Por el contrario el José Luis, hombre con estudios y atractivo, ostenta la titularidad (por lo menos por ahora) de la segunda magistratura más alta del Estado. ¿Tiene sentido que el ejercicio de la titularidad de la segunda magistratura más alta del Estado valga casi once veces menos que ser copresentadora en Sálvame y serlo precisamente como lo es Belén Esteban?

Como alguien dijo en cierta ocasión (y como yo mismo creo haber repetido en esta Sección por lo menos un par de veces) lo absurdo de una cosa no tiene nada que ver con la negación de su existencia. Y es más. Si nos planteamos que una cosa es absurda (y decimos absurda pero podríamos decir también que es una mariconada) es porque la cosa es. Porque la cosa existe. Buscar un sentido o explicación al asunto del que trae causa la presente no es por tanto una tarea inductiva o conducente a determinar la razón de ser del hecho, sino una labor calificativa o fruto de la determinada sinrazón del hecho. Porque si es una mariconada (ya no hablamos de absurdo) lo del Jorge Javier, el Sálvame y la Esteban ya es una mariconada elevada a N que a esta analfabeta maleducada le amochen todos los meses cien mil euros. Siendo N precisamente esos cien mil euros.

Precisamente hoy en que comienzan los exámenes de la Selectividad el peor mensaje que se puede transmitir a esos 200.000 alumnos que se presentan es que si en este país uno quiere llegar a ser alguien lo que tiene que hacer no es esforzarse por un puto notable o un puto sobresaliente con los que acabará limpiándose el culo sino entregarlo todo, la vida si hace falta, por cinco minutos de televisión. Cuando se tienen cinco minutos de televisión se ve que la vida es maravillosa. Y si no que se lo pregunten a Jimmy Jump.